Texto conciso, donde al verdadero protagonismo lo tiene la escritura.
La profesora de español, de Inés Fernández Moreno, parte de una anécdota despojada de todo lirismo: una exiliada de los tiempos de las cacerolas argentinas, arrojada en las idílicas playas malagueñas de Benalmar.
Isabel tiene cincuenta y seis años, está separada a medias de un marido también emigrante (…) y está entregada a la tarea de sobrevivir. Para ello ejerce los más diversos oficios, desde el periodismo hasta la publicidad. Sin embargo, es su ocupación como profesora de español la que la define en todo sentido. El personaje es entrañable, un ser entre mundos, que ha dejado atrás un país amado y odiado, al mismo tiempo que se encuentra amenazada con la ilegalidad en su nuevo destino (…)
Si los exilios remiten a la épica, la vida de la protagonista es sumamente prosaica. “La mayoría de las posibilidades fracasan en pocos días, a veces en minutos”. Para adaptarse al pequeño mundo de Benalmar no se entrega a la nostalgia del pasado: los amigos, la familia, la madre, el hijo. Todos sus recuerdos están escondidos, metafóricamente, en un garaje de Buenos Aires, donde guarda sus objetos personales. Al mismo tiempo se entrega a un nuevo coleccionismo: recoge los desechos de los demás para armar su nueva casa.
Inés Fernández Moreno diseña a la protagonista a partir del humor, la ironía, tanto como el dolor y la sabiduría, la muestra impregnada de sentimientos contradictorios. La extranjería lleva a Isabel a aferrarse al mar así como a un imaginario libro.
La profesora de español es un libro que aguarda al lector con una prosa concisa, de movimiento sostenido, con la firmeza de la palabra justa. Uno de esos textos en los que el verdadero protagonismo lo tiene la escritura. El lector encuentra en este libro la certeza de que la literatura no requiere sólo de elfos y duendes, ya que tiene el poder de transformar lo vivido en soñado y viceversa. |